Degollación de San Juan Bautista
Finales del siglo XVI, primer tercio del siglo XVII - Óleo sobre lienzo,
176x123 cm
Número de Catálogo P004693 - Madrid - Museo Nacional del Prado
© Archivo Fotográfico - Museo Nacional del Prado
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido
en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con
Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era
lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería
quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes
respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo
defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con
gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un
banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de
Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a
los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que
te lo doy.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de
mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?» La madre
le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a
toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des
en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy
triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En
seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo
decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a
la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus
discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
© Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción 2025