Corría el año 1963. La Madre Trinidad, estando en Ávila, tenía exigencia
puesta por Dios desde el día de Pentecostés, de empezar La Obra de la
Iglesia. Se vio por tanto la necesidad de buscar un sitio donde poder
pasar el verano en ambiente recogido y al mismo tiempo saludable y
acogedor, porque se había iniciado ya la incorporación de algunos
sacerdotes. Buscando alrededor de Madrid un sitio apto para el veraneo,
se intentó primero en algunos otros puntos, pero finalmente se vio que
el ambiente más idóneo iba a ser el de Navalperal.
No había medios económicos para poder alquilar una casa, y una buena
mujer nos pagó los dos meses de julio y agosto, y así ocupamos un chalet
grande –conocido como el hotel de la viuda de Caso- en 1964. Lo
adaptamos de tal manera que pudimos dar lo que entonces se llamaba
“Jornadas de Iglesia” a diversos grupos de seminaristas y sacerdotes.
También la Madre Trinidad, joven entonces y llena de energía, dio alguna
charla para la gente del pueblo. La experiencia positiva de aquel año
1964 –estamos en el cincuentenario-, nos movió a buscar para el año
siguiente un sitio más amplio, y se consiguió comprar una casa grande
junto a las Heras, en la zona de la ermita de S. Antonio.
Desde entonces, esta casa se ha ido ampliando con la adquisición de
nuevos terrenos y construcción de nuevas casas, de manera que La Obra de
la Iglesia, que gracias a Dios ha ido creciendo ampliamente, pudiera
gozar todos estos años de este clima sano espiritual y materialmente en
el tiempo de verano. A las dos comunidades existentes, unas 100 mujeres
consagradas a Dios y unos 80 entre consagrados y sacerdotes vienen cada
año de los distintos centros de La Obra repartidos por la geografía
española para descansar durante un mes en largos ratos de oración,
descanso, paseos por el campo, deporte, y sobre todo una agradable y
sencilla convivencia familiar.
La Obra de la Iglesia fue fundada por la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en el año 1959. Es una institución de Derecho Pontificio –aprobada en 1997 por Juan Pablo II– formada por toda clase de personas: Obispos, sacerdotes, hombres y mujeres consagrados a Dios, matrimonios, jóvenes y niños. Todos ellos dispuestos a vivir profundamente su ser de Iglesia ayudando al Papa y a los Obispos a hacer la obra esencial que Cristo les encomendó. |
El amplio conjunto de personas, instituciones y
actividades que abarca La Obra de la Iglesia ha sido proyectado por la
Madre Trinidad hacia una misión directamente apostólica. En su acción colectiva, La Obra quiere ser una manifestación perenne del
misterio de la Iglesia y por eso sacerdotes y seglares participan
conjuntamente según las posibilidades de cada uno en todos los
quehaceres apostólicos. En las parroquias encomendadas a ella, se
procura dar la vida divina a los feligreses, y dársela en abundancia por
los medios tan ricos y variados de que dispone la acción parroquial, de
forma que los fieles tomen conciencia de su cristianismo y ejerzan la
caridad para con Dios y para con el prójimo intentando resolver los
problemas espirituales y materiales de la feligresía.
En sus casas de apostolado, La Obra de la Iglesia organiza para toda
clase de personas “Retiro sobre el Plan de Dios en la Iglesia”,
“Vivencias de Iglesia”, “Días de Orientación Juvenil”, charlas
semanales, convivencias, etc. y también sus miembros van a otras
parroquias, a comunidades religiosas, seminarios, colegios... a
presentar en formas adecuadas para cada caso el insondable misterio de
la Iglesia.
El millar de charlas de la Madre Trinidad, recogidas en cinta
magnetofónica o en vídeo, y sus numerosos escritos, que ocupan hoy más
de cuarenta amplios volúmenes, son un tesoro de luz y vida para la
Iglesia, son la fuente de la que los miembros de La Obra de la Iglesia
cogen para dar en abundancia a los demás. El contacto con la riqueza de
la Iglesia a través de la doctrina y la vivencia de la Madre Trinidad,
mantenido día a día, es lo que les va capacitando para descubrir esa
misma riqueza, desentrañarla y manifestarla.
Una mujer muy sencilla, seglar, consagrada a Dios, sin saberes humanos y al mismo tiempo un testigo providencial de la verdad de la fe; una fuente de sabiduría amorosa que nos hace descubrir, gustar, vivir y llenarnos de la realidad portentosa que Dios ha obrado con nosotros al hacernos Iglesia católica, apostólica y bajo la Sede de Pedro. Dios la introdujo en el secreto de su vida íntima del modo sorprendente que Él sólo sabe. Le mostró sus misterios, se los dio a vivir y participar, y la envió a proclamarlos con el mandato de “¡Vete y dilo! ¡Esto es para todos! |
El mismo Señor la impulsó poderosamente a que le hiciese
La Obra de la Iglesia, con todo lo que Él le había manifestado. Para definir en pocas palabras la vida de la Madre Trinidad, se podría
decir que es una vida de tremendos gozos y consoladores contrastes. Toda
ella es un tejido de grandiosidad y sencillez, de impotencia humana y de
arrollador poderío divino, de vivencia profunda y de la desapercibida
naturalidad de una joven de pueblo o de una mujer de su casa que
comunica con la viveza, la espontaneidad y el colorido del lenguaje
popular andaluz, torrentes de sabiduría sobre los misterios más hondos
de la fe católica. Ese contraste es expresión viva de la pobreza y
limitación humana y de los horizontes sin límites por los que clama
nuestro corazón. Por eso, cuando nos acercamos a él, nos subyuga con su
fuerza de verdad irresistible.
La Madre Trinidad es como el eco palpitante de aquellas palabras de
Jesús: “Gracias te doy, Padre, porque ocultaste estas cosas a los sabios
y prudentes y se las revelaste a los pequeños” (Lc 10, 21). Es como si
el Señor, a través de ella, quisiera decir hoy al sacerdote, a las almas
consagradas, al trabajador del campo, a la mujer de la limpieza, al
joven que se empieza a abrir a la vida o al hombre engullido por el
tráfico de las grandes ciudades: “mira, todo mi amor infinito es para
ti. He muerto en una cruz para hacerte Dios por participación; y, en mi
Iglesia, he dejado tesoros insondables para repletarte de la felicidad
que buscas sin encontrar...”
Para saber más…
Página web de La Obra de la Iglesia:
www.laobradelaiglesia.org
Vídeo “La Madre Trinidad y su Obra de la Iglesia” (15 min.): vídeo de
presentación
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