Sobre Ermita de San Antonio, D. Andrés Méndez (q.p.d.), en su
libro "Nava el Peral o Navalperal de Pinares, 1991", nos cuenta que
veintinueve vecinos se reunieron para formar una cofradía, que llevara
el nombre del Santo y decidieron construir una ermita a primeros de
junio de 1891 como consta en el libro de la cofradía.
La cofradía dispone de sus
Estatutos.
“… Entre estos cofrades, figuran principalmente Jerónimo Herranz,
Felipe Herranz Díez, Leandro García y Marcelino Miguel. La obra de la
ermita dio comienzo a primeros del año 1892 y fue terminada en la
primera mitad del año 1898. El importe total de la obra, sin contar los
transportes de materiales, a los que no hace mención el libro, y que sin
duda se hicieron gratuitamente, ascienden a 11.568 reales.
Asimismo, menciona como la primera imagen del Santo fue comprada por
estos cofrades costándoles ciento cuarenta reales, y fue bendecida por
el entonces cura párroco D. José Calzadilla el día 25 de Julio de 1891.
Es admirable comprobar por las anotaciones que el mencionado libro
tiene, la hermandad, gran ilusión y compañerismo existentes entre todos
ellos para realizar la construcción de la ermita de su santo".
"Aquella extraordinaria ilusión de los primitivos fundadores cofrades
debió ser contagiada a la mayor parte del resto del pueblo, que se fue
inscribiendo en la cofradía colaborando en la construcción de la ermita.
Estas colaboraciones que se hacían, además de las personales, eran de
donaciones que se hacían de ganado que después se rifaba o subastaba el
día del Santo, y su importe íntegro pasaba a los fondos de la cofradía,
siendo su junta directiva quien los administraba y los empleaba".
"Entre los numerosos donativos de terneros, cerdos, chivas, borregos,
corderos, gallos, pollos, palomas, conejos en fin toda clase de animales
y objetos, hasta unos cestos de cerezas y flores, en el año 1892 Dña.
Tomasa Fuentes, hizo donación de un toro cebado. Este toro fue rifado
siendo vendidas 955 papeletas a real, por lo que su valor fue de 955
reales. En el año 1894, D. Vicente Elvira donó otro toro cebado, que en
subasta valió 1.380 reales".
"Son muchas las curiosidades que durante dos días he podido leer en el
mencionado libro y que entre otras muchas, puede leerse:
El valor de la teja de la ermita fue de 639 reales. Por rejas de las
ventanas, se paga a Ceferino Bartolomé 73 reales. Por puertas y
bastidores, se pagan a Quintín Iglesias y a Jerónimo Herranz 362 reales,
dejando cuatro jornales a beneficio de la cofradía. Por subir y colocar
el campanillo, se paga a Esteban Soto 18 reales. Igualmente, hace
mención de esos hermosos árboles que hoy existen, fueron plantados en el
año 1907. A José Soto y a Benito Herranz se les paga siete jornales a
tres pesetas por lucir de cal y yeso la ermita. Se acabó la obra y se
celebró con un convite que costó 18 reales".
“… A lo largo de los muchos años que este libro tiene, en él se reflejan
todos los distintos presidentes y depositarios que junto con los
diferentes componentes de las directivas, administran los fondos de la
cofradía. En las varias veces que por sorteo correspondió ser presidente
o depositario al cofrade Jerónimo Herranz, “el tío Sordillo”, todas las
limosnas que se recaudaban en los cepillos de la ermita del Santo, eran
empleados para “pan de los pobres”, a los que San Antonio mucho les
quiso, y que llevó como insignia o blasón de su santidad.”
"... Esta cofradía tenía los siguientes compromisos, asistir a todos los
cofrades en los últimos momentos como era el entierro y funeral que se
responsabilizaban de pagar. Al difunto se le llevaba a la ermita, se
celebraba el funeral y se le acompañaba hasta el cementerio, esto
solucionaba el problema de personas que no tenían familiares y vivían
solas. Otra misión era cuidar de los perdidos en el campo, mediante el
toque de campana a “perdido” y colocar una lámpara encendida en la
ventana o rosetón de la ermita y servía de orientación a todas las
personas que se encontraban en el campo desorientadas por razones
meteorológicas adversas".
"... En 1971 se plantea una renovación y ampliación de la ermita de
acuerdo a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, que se realiza
estando D. Manuel Blázquez como párroco.
Para la realización de la obra, el Sr. cura párroco D. Manuel Blázquez
Blázquez convocó varias Juntas Generales de los cofrades para recoger
opiniones y ver si la obra podía realizarse.
Después de varias reuniones, no exentas de múltiples contrariedades, los
directivos de la junta, los señores Miguel Postiguillo, Antonio
Bartolomé, Jesús Casado, Pedro Miguel, Andrés Méndez, que en la paz del
Señor descansen y Jesús Robledo, hicieron una colecta de los donativos que los vecinos
del pueblo y veraneantes aportaron. Los cofrades debían aportar, cada
uno de ellos, bien en dinero o prestación, la cantidad de 1.200
pesetas". Colaboraron también otras personas que no eran cofrades, como
fueron Fructuoso Grande Palomo, Javier Peña Bernaldo de Quirós y Rafael
Pascual Herranz (q.p.d.).
"La obra de ampliación dio comienzo el día 2 de noviembre de 1971, y
tras muchas contrariedades, gracias a la gran tenacidad de D. Manuel
Blázquez, pudieron ser terminadas el 9 de Julio de 1972, fecha ésta en
la que fue inaugurada con la presencia del señor obispo D. Maximino
Rodríguez de Lema".
"Aquella primitiva imagen de San Antonio, en los años de la guerra civil
fue destruida y en el año 1938, se compró la que actualmente existe".
La Ermita de San Antonio data del siglo XIX, se encuentra situada en un
altozano a la entrada de Navalperal. Está dedicada a San Antonio de
Padua.
Está construida en piedra y ampliada en sus laterales. Su fachada es
sobria, sobre su puerta de entrada en arco de medio punto, podemos
observar un rosetón o ventana en forma circular, adornada a ambos lados
con dos figuras de piedra en forma redonda y rematando en un
campanillo, repitiéndose de nuevo la decoración con tres figuras
redondas en piedra de granito, completando con su cruz de hierro.
En las paredes laterales se hallan cuatro hermosos ventanales cuadrados.
El altar está revestido en piedra de granito y rematado con unas
molduras de madera, se encuentra presidido por la imagen de San Antonio
con el Niño, colocado sobre una losa de piedra (cincelada y colocada por
D. Andrés Méndez) con dos cadenas, estas a imitación de decoración, a
ambos lados las imágenes de la Virgen de Fátima y San José con el
Niño.
El Sagrario está incrustado en el revestimiento de piedra, con su puerta
dorada y policromada en forma semicircular.
La mesa del altar es de piedra y de una sola pieza.
Por la parte inferior derecha se accede a la tribuna y en la parte
inferior izquierda la sacristía.
Para su iluminación dispone de tres lámparas de cristal, de estilo
moderno.
Para ser transportada la imagen del santo a la iglesia de Nuestra Señora
de la Asunción, el día de su festividad, se le realizaron unas andas en
orfebrería, de estilo barroco, cincelado a mano, en alpaca, el repujado de la orfebrería es de estilo vegetal.
Cuenta con cuatro jarrones del mismo material que las andas, cincelados
a mano. Pueden ser transportadas a hombros o en
ruedas.
El día 13 de junio festividad de San Antonio de Padua es para los
cristianos católicos de Navalperal y muy especialmente para sus cofrades
un gran día.
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