El
Apóstol Santiago
Bartolomé Esteban Murillo, hacia 1655 - Óleo sobre lienzo, 134x107 cm
Número de Catálogo P000989 - Madrid - Museo Nacional del Prado
© Archivo Fotográfico - Museo Nacional del Prado
Solemnidad del apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san Juan
Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de
la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por
Herodes Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona
del martirio (elog. del Martirologio Romano).
«La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un triple sentido:
Fue y permanece
edificada sobre ``el fundamento de los apóstoles'', testigos escogidos y
enviados en misión por el mismo Cristo.
Guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella,
la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los dos
apóstoles.
Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos» (857).
«Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es ``enviada'' al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío» (863).
Santiago apóstol, primer apóstol mártir, según nuestras tradiciones la fe católica en España tiene en él a su primer evangelizador y protector.
Su sepulcro es venerado
por el orbe católico en la ciudad de Santiago de Compostela. Exigencias
de fidelidad de esta tradición y devoción.
Nuestra fe nace de la cruz de Cristo y es regada por la sangre de los
mártires.
Nuestras raíces apostólicas subrayan la fidelidad de nuestra Iglesia al
ministerio apostólico.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la
madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una
petición. Él le preguntó: -¿«Qué deseas?» Ella contestó: -«Ordena que
estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro
a tu izquierda.» Pero Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís. ¿Sois
capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron: -«Lo somos.»
Él les dijo: -«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo
tiene reservado mi Padre.» Los otros diez, que lo habían oído, se
indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes
los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre
vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre
vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha
venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por
muchos.»
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