FIESTA DE LA FAMILIA
RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS MATRIMONIALES
(septiembre 2023)
En presencia de la imagen del Cristo, Julio y Ángela, Santi y Macu,
Basilio y María Ángeles, Gabriel y Charo y Antonio y María Ángeles junto a don Nicolás
El pasado domingo día 10 de septiembre, tuvo lugar el Día de la Familia en la parroquia, las renovaciones de las promesas matrimoniales de Julio y Ángela, Santi y Macu, Basilio y María Ángeles, Gabriel y Charo y Antonio y María Ángeles, miembros de nuestra comunidad parroquial de Navalperal de Pinares.
Reafirmaron su unidad matrimonial, Julio y Ángela, después de 65 años de matrimonio, Santi y Macu, 50 años, Basilio y María Ángeles, 50 años, Gabriel y Charo, 50 años y Antonio y María Ángeles, 25 años.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: "El
Matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento
de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y
comunicación de la gracia, el matrimonio entre bautizados es un
verdadero sacramento de la Nueva Alianza" (cf Concilio de Trento, DS
1800; CIC can. 1055 § 2).
San Pablo dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo
amó a la Iglesia [...]Gran misterio es éste, lo digo con respecto a
Cristo y la Iglesia" (Ef 5,25.32).
"La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen
una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus
leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de
los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre
bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad
de sacramento"(cf. GS 48,1; CIC can. 1055, §1). Catecismo de la
Iglesia Católica
"El sacramento del Matrimonio significa la unión de Cristo con la
Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo
amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor
humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en
el camino de la vida eterna" (cf. Concilio de Trento: DS
1799).
"El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es
decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de
vivir una alianza de amor fiel y fecundo.
Dado que el matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de
vida en la Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de
modo público, en el marco de una celebración litúrgica, ante el
sacerdote (o el testigo cualificado de la Iglesia), los testigos y la
asamblea de los fieles.
La unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son
esenciales al matrimonio. La poligamia es incompatible con la unidad del
matrimonio; el divorcio separa lo que Dios ha unido; el rechazo de la
fecundidad priva la vida conyugal de su "don más excelente", el hijo (GS
50,1).
El hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer
anuncio de la fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente
"Iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de
virtudes humanas y de caridad cristiana". Catecismo de la Iglesia
Católica
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